Luego de dos años de cuarentena y reclusión debido a la pandemia COVID-19, decidí empacar mis computadoras, cámara, perro y cuadernos llenos de ideas y salir de Virginia, USA con rumbo indefinido. Contando con solo 10mil dólares de ahorros una cuenta de inversión, una computadora portátil y un par de teléfonos, decidí quedarme en un Airbnb en el barrio Los Andes en el noroeste de Bogotá, con una majestuosa vista a las montañas.
Antes de llegar manejé 15 horas de Virginia a Miami, y después de un fin de semana entre Miami Beach y el aeropuerto internacional, manejé otras 15 horas de regreso a Virginia a dejar Anuket, mi perra Weimaraner de 6 años en la casa de mi mamá. Solo para poder volar a Bogotá económicamente. Reservé el vuelo más temprano que encontré mientras me fumaba un cigarrillo en el parqueo público de una farmacia. Y luego de entregar el carro que alquilé, subí a un 777 con destino a la capital colombiana,
Me tomó una semana o dos planificar la movida, tuve que tomar inventario de mis bienes físicos y digitales para así obtener tanto dinero fuera posible, asegurar que mi perro estaba saludable para abordar una nave, y que mis vacunas contra el covid estuvieran al día. Visité varias casas de empeño para deshacerme de varios años y miles de dólares acumulados de electrónicos por un mínimo precio. Vendí mi Ford Explorer del 2007 la cual compré por $2500 dólares luego de haber declarado mi VW Passat R-Line (2016 Metallic Blue), una pérdida total. Por suerte la compañía aseguradora me pago una fracción del precio original del carro la cual usé para retomar mis cuentas de inversión. Una vez empacada mi cara y voluminosa colección de libros, películas y video juegos, sellé mi vieja habitación, renté un carro, y a la media noche del 19 de octubre del 2021, salí en dirección a mi isla fuera de mi isla, Miami florida.
Deduje que sería más fácil volar con mi perra desde Miami a Colombia pero debido a su comportamiento protector y agresivo, y a los nervios por viajar sola, por primera vez, termine quedándome en varios hoteles y Airbnbs, con un déficit de $6000 dólares y volando rumbo a Bogotá sin mi segundo oficial favorito (Anu). Finalmente luego de 10 muy largos, "exhaustivos", y caros días, tome un taxi desde el aeropuerto El Dorado y renté un estudio por un mes el cual seria mi cuartel general en America del Sur, teniendo en mis manos un mes para aclimatarme a las alturas Andinas (2600m) ritmo de vida, y construir una estrategia para mi éxito económico, emocional e intelectual.
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